Perdido
para Héctor
Morder tierra, apartar tierra, escupir tierra para poder tenerte entre mis brazos. Soñar como sueñan los niños, como sueñas tú con una sonrisa cómplice que dices que estás ahí, siempre conmigo.
Hombres verdes, mujeres verdes, mirándote; y una mujer llorándote, mi niño, mi niñito. Comer tierra, tragar tierra y luego tú, escarbando mi corazón de tierra.
Sonrisas, muchas sonrisas, innumerables sonrisas que te esperan, y te dicen, mi niño, mi niñito; y el padre mirándote, yo mirándote entre cabezas extrañas, detrás de las sonrisas que te buscan.
Luego la música que empaña los cristales, la música que vuela por tus sueños y me llena de esperanza, la música de mi niño, mi niñito, para convertirse en tierra que aparto, que vuelco, amaso y destrozo.
Has venido a mi armado con tu fuerza infantil, a buscarme, a sacarme del lago perdido, del bosque oscuro en que se ha convertido mi corazón, has luchado por mí, y me duele no haber sido yo. Has llegado hasta aquí empujando con la fuerza de tu sonrisa, con la convicción que nos asegura lo que somos, padre e hijo; y no lo duda el aire, ni el mar, no lo duda nadie.
¿Cuánto me has dicho? ¿Cuánto hemos hablado sin palabras? Mi niño, mi niñito,,, por fin he quitado la tierra, la tierra de los ojos, los oídos, la tierra del corazón de tierra, la tierra de tu cuna, de mi cama.
Ahora como risa, bebo risa sueño risa, y espero tu corazón al lado del mío, contagiado de tu risa.
Octubre 1999
En 1999 llegó Héctor, junto con Adriana completaron nuestra pequeña familia. Gracias a mi sobrina Raquel que tenía este homenaje que había perdido. Espero que guste.