viernes, 25 de agosto de 2017

Cerrar los ojos y que la imaginación te lleve

Resultado de imagen para la graciosa

La imagen es de La Graciosa lo sé, pero cuando uno pasea por sus calles o recorre la isla en Jeep no puede evitar viajar al pasado y dejarse llevar por las palabras de Rafael Arozarena. Es como si una máquina del tiempo nos transportara a otra época.

Al fin salimos [....] hacia el campo abierto, hacia la inmensa llanura. El camión emprendió un galope desenfrenado por una carretera recta y terrosa que se perdía lejana en un horizonte de montañas azules y rojizas. A nuestra izquierda la llanura terminaba en el mar y a la derecha se limitaba por una cordillera arenosa, dorada, de curva suave como la giba de un camello. El motor hacía un ruido monótono, continuo, adormecedor. El aire era caliente y el sol que avanzaba en su descenso, se nos metía en los ojos. Volví la cabeza un momento. En el asiento de atrás estaban los dos hombres y la vieja de las legañas. El de la cachimba miraba hacia el lado del mar y el otro contemplaba la muerta, sequerosa tierra. La vieja repasaba las cuentas de un rosario. Al fondo sobre unos bultos, el muchacho de la cesta vacía se había ovillado como un gato y parecía dormido. Dediqué mi atención al color del cielo, a las lejanas colinas, a la extensión del aulagar.

                                                                          Mararía
                                                                           Rafael Arozarena