Por el cinco de enero,
cada enero ponía mi calzado cabrero a la ventana fría.
Y encontraban los días,
que derriban las puertas, mis abarcas vacías, mis abarcas desiertas. |
Nunca tuve zapatos,
ni trajes, ni palabras: siempre tuve regatos, siempre penas y cabras.
Me vistió la pobreza,
me lamió el cuerpo el río, y del pie a la cabeza pasto fui del rocío.
Por el cinco de enero,
para el seis, yo quería que fuera el mundo entero una juguetería.
Y al andar la alborada
removiendo las huertas, mis abarcas sin nada, mis abarcas desiertas. |
Ningún rey coronado
tuvo pie, tuvo gana para ver el calzado de mi pobre ventana.
Toda gente de trono,
toda gente de botas se rió con encono de mis abarcas rotas.
Rabié de llanto, hasta
cubrir de sal mi piel, por un mundo de pasta y unos hombres de miel.
Por el cinco de enero,
de la majada mía mi calzado cabrero a la escarcha salía.
Y hacia el seis, mis miradas
hallaban en sus puertas mis abarcas heladas, mis abarcas desiertas. |
viernes, 6 de enero de 2017
Las abarcas desiertas
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Precioso poema de Miguel Hernández que tiene que ver con el día de Reyes. Rebosa humildad y pobreza, pero como en todos los niños, la ilusión es igual para todos. Gracias a mi hermano que me lo pasó. Además del contenido en el que hace hincapié en la desigualdad, pienso en lo absurdo de estos días con la politización de un día que es exclusivo de los niños.
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